Un capítulo importante en la historia pinera es el referido a la existencia de diversas fuentes de aguas minero medicinales. En principio fueron explotadas de manera muy primitiva y sin grandes pretensiones, fundamentalmente por los pobladores para su solaz esparcimiento.

  

 Los manantiales más famosos, incluso a nivel internacional, fueron ubicados en los alrededores del poblado de Santa Fé, los que se destinaron a dos usos fundamentales: como agua de mesa (La Cotorra) y para bańos medicinales. Este inestimable recurso está en franco proceso de rescate para el consumo y fines terapéuticos, tal es el caso de los manantiales de "El Rosario" (La Demajagua) y "La Cotorra" (Santa Fé).