La fundación de la Ciudad de Nueva Gerona en 1830, se produce en una época extensiva en que Europa en el orden arquitectónico no había logrado desarrollar un estilo propio, por lo que se desarrolla una tendencia ecléctica que fue trasladada por los fundadores, elemento notable en las grandes columnas como parte de los principales esfuerzos constructivos de la ciudad.

 

  

 

Las construcciones de grandes edificaciones rectangulares al estilo de las primeras basílicas, unidas a naves colaterales a través de alquitrabes y arcadas y sin motivos alegóricos en los exteriores, distinguen la arquitectura colonial fomentada en la Isla en aquella época